Miradas furtivas en el ocaso de invierno,, cruzadas en medio de un vaivén de sensaciones.
Palpitaciones sordas retumbando tan sólo en sus oídos, tan sólo en dos oídos...
Un sol qe ante la situación prefirió no atreverse a brillar. El cielo,, gris,, encapotado por grandes cúmulos formados por oscuras nubes, anunciando una tormenta.
Un rayo,, y a continuación un trueno, qe fusionados, parecían qebrar la tierra.
Ninguno parecía notarlo.
El ensimismamiento era cada vez más fuerte, evitarlo se hacía, al paso de los segundos, casi inevitable.
De repente peqeñas líneas de agua comenzaron a correr a lo largo de sus caras, finas gotas cristalinas chocaban con lo primero qe se anteponía en su camino.
El aturdidor sonido de una ciudad superpoblada en el horario de mayor movimiento aumentaba, y aún así, el sonido del agua golpeando el banco de la plaza se escuchó igual...
Pareció tomar la iniciativa abandonando el borde de la fuente, se ató la bufanda, guardó el libro y se perdió de vista, parecía haberse esfumado.
Esperar.
Siempre había sido un problema en esos casos, la paciencia, en otros, lo habría ayudado.
Esperar.
Señales, milagros, ayuda, lo qe sea con tal de no avanzar, con tal de no arriesgarse.
Qizás era miedo o vergüenza, o tal vez puro orgullo.
Nunca había podido tomar la iniciativa por sus propios medios.
Hoy no sería la excepción, mañana lo volvería a intentar y podía ser posible qe fuera qien se anime a hablar, pero otra vez podría volver a esperar.



Las cosas qe uno hace cuando hay mesas de exámen y tus amigas se fueron a Barilóóó.
Lu, amor, tu sabes(L