No sé si hago bien en escribirlo. No sé qué hago bien y qué no. Últimamente no sé lo que hago. Pasaron horas de haberte visto otra vez. Raro. MUY raro. El pecho se me llenó de un sinfín de sensaciones que no sé describir. No voy a decir lo que pienso. Ni lo que siento. No tiene sentido decir lo que ya sabés, vos. Sí, vos sabés bien lo que sentí. Supongo que fue lo mismo que sentiste vos, o no. Yo lo sentí y lo siento y VOS lo sabés mejor que nadie. Lo más difícil de todo esto sabés qué es? Dormir. Sí, aunque parezca mentira me cuesta mucho. Y no porque tenga insomnio o algo por el estilo, sino porque cuanto menos quiero verte, más te veo. Y estás ahí, cada noche, en mi televisor nocturno que no puedo apagar, como si estuvieras en mi almohada, escondido, no te puedo sacar. Tal vez todavía no quiera. Me cuesta y lo siento. Lo siento en el medio del pecho cada vez que no puedo respirar.
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